Mucho se ha hablado ya del tema. Barbaridades en la mayoría de los casos. Unos que debes hacer esto, otros que debes hacer aquello… en fin… que tanto se habló, que al final, todos son expertos, verdad? ¿O tal vez no?
En primer lugar, vamos a definir qué es el SEO o al menos, la parte que nos interesa a los Fotógrafos de Boda, ok?
Según la Wikipedia, si buscas SEO, sale que es una Catedral de Zaragoza (Por cierto… súper bonita) Y además de esto, dice que es “Posicionamiento en Buscadores”
Ok… de aquí deducimos que para que nos encuentren antes cuando Las Novias buscan fotógrafo por internet, nuestro SEO hace que salgamos antes que otros en los resultados. Menudo cabrón…
Vale… “Yo quiero salir el primero en mi ciudad / pueblo / parroquia / restaurante favorito cuando busquen las novias!!” Claro… y yo quiero un novio que me lleve a la bahía… pero no siempre pasa, aunque conozco algunos fotógrafos que están posicionados en el mundo y algunos hasta en otras galaxias…
Entonces… ¿Cómo lo hago para que me encuentren? Pago? No pago? A quién pago? Cuánto Pago? hum… dudas, dudas, dudas,… Tenemos la respuesta!
Aquí te lo aclaramos en “Nivel parvulitos de SEO“. Sigue estos sencillos puntos y serás un crack:
Punto Uno: El SEO es una cosa que tú no tienes que controlar para nada. ¿Por qué? Porque tú lo que tienes que hacer es hacer fotografías increíbles para tus clientes. Punto Pelota. Hay profesionales de esto.
Punto Dos: SEO Y SEM… Si no controlas uno, el otro ya, chino mandarino, verdad? ya… si lo sé yo.
Punto Tres: UX -> Del inglés, Experiencia de Usuario -> “Tu web debe ser comprensible por un niño pequeño o un borracho o por tu madre” ¿Lo es? ¿La entienden las novias? Estamos viendo cientos de webs de fotógrafos de Boda y la verdad es que no comprendemos como algunos, en el año en el que estamos, siguen sin entender ciertas cosas sobre quién lee esto. Luego charlando entre grupos “distinguidos” nos encontramos frases como “a mi por la web no me entran bodas” o aquella de “es que en mi pueblo no puedo cobrar más”… ok… entonces para qué le dedicas 20 horas al día al mundo internet??? ¿Quieres que le echemos un vistazo a tu web? quizá te podamos dar algún consejito que otro.
Punto Cuatro: El SEO y el Diseño Gráfico van muy unidos de la mano casi siempre. Métete las manos en los bolsillos o mejor aún. Coge tu cámara y vete a hacer fotos para mejorar tu técnica porque por muy fotógrafo que seas, no tienes ni idea de Illustrator, así que coge y busca algún diseñador gráfico en condiciones que te haga un TODO. Y si no puedes con todo, que te haga un poco menos. Pero zapatero a tus zapatos. Deja todas estas cuestiones a los profesionales. Y por cierto, cuando digan lo que cobran, no vayas de rata a racanear como te hacen a ti algunos clientes y luego te quejas a los cuatro vientos, ok?
En fin… con estos 4 sencillos puntos, creo que has entendido que debes centrarte en tus fotografías y dejar a los profesionales otros campos en los que lo único que haces es perder tiempo ¿verdad? Si aún no lo has hecho y sigues buscando cómo mejorar tu SEO tu vecino está haciendo una sesión muy guapa y esas fotos, van a hacer que le encuentren antes que a ti.
Por último, y sin que sirva de precedente, vamos a analizar GRATIS 3 webs seleccionadas al azar entre los lectores y vamos a explicarles cómo pueden mejorar para que los encuentren.
Rellena el formulario con tu página web. Vamos a ver si podemos ayudarte en algo. Ok?
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Fotografías de bodas un mundo apasionante, lleno de matices y sentimientos. Realizar este tipo de reportajes es toda una hazaña, llena de aventuras.
Vivimos inmersos en un tiempo fugaz, en el hábito cotidiano de usar y tirar, en el aquí y allá, unido a unas grandes dosis de intrascendencia. El estímulo y la pulsión han relegado a un segundo plano a la reflexión y la observación. Primamos el movimiento sobre la quietud y la celeridad por encima de la serenidad. Y nada de ello invita a paladear el momento, a acertar en el encuadre.
Quién no ha realizado una fotografía con su móvil durante un encuentro con los amigos o en la celebración de una boda para acto seguido emplear un tiempo precioso en colgarla y responder ipso facto a los comentarios en la Red. Por alguna extraña razón, sentimos la necesidad de compartirlo todo inmediatamente con personas que se encuentran a decenas de kilómetros. Generalmente, durante esa abstracción espacio-temporal conseguimos dos cosas: no fotografiar nada, puesto que no alcanzamos a ver más allá de lo banal, y lo que es peor: nos perdemos lo sublime del instante, lo realmente importante.
Mientras la física no demuestre lo contrario, no podemos estar a ambos lados del ‘objetivo’. O a un lado y otro de la Red. Como tampoco aquí y allá. O como dice el refrán:”… en misa y repicando”.
Fotografiar, obviamente, requiere de algo más que un teléfono móvil con sus millones de megapíxeles. Fotografiar implica justo lo contrario a un tiempo atribulado. Esta expresión artística necesita del tiempo como ninguna otra para dotarla de sentido y literalidad. Y en saber atraparlo recae toda su grandeza y singularidad.
La fotografía requiere un tiempo definido para realizarla, por muy instantánea que sea. Y un tiempo añadido para dotarla de significado, muy a diferencia de otras artes como el vídeo o el cine y aun poseyendo un marcado carácter de inmediatez.
Si algo nos dejó el siglo XX, más que la consolidación de este invento, fue el excepcional legado de unos fotógrafos que elevaron un oficio a la categoría de arte. Desde el retrato al fotoperiodismo. Del realismo al fotomontaje. Sus tiempos, su tiempo, sublimados con el transcurso de los años adquiere valor a medida que éste avanza. Hablar de la fotografía es hablar de sus artífices y su peculiar visión sobre el tiempo de los objetos, hechos y sujetos.
Todo aquello que pueda ser definido como evento o acontecimiento de relevancia, y una boda lo es, ha de tener su fotografía. O sus fotografías. Da igual si se grabó en vídeo o no, pero si no existe constancia fotográfica, tampoco se le podrá calificar como evento. Y muchísimo menos de boda. Fotografiamos nuestra boda porque lo consideramos algo muy importante que no deseamos olvidar.
Sublimar ese instante gaseoso, efervescente, y convertirlo en algo sólido que perdure en el tiempo es la labor incontestable del fotógrafo de bodas profesional. Nadie como él sabrá sacarle partido a ese inédito lapso en nuestras vidas. En él recae leer e interpretar adecuadamente tan magno acontecimiento. Los prolegómenos, la ceremonia, el banquete… Cada parte está repleta de matices que el buen fotógrafo sabe vislumbrar, capturar, plasmar de forma certera.
Fotografiar una boda implica saber perpetuar esos matices que la convierten en algo especial, singular. Podrán diluirse los sabores del banquete o difuminarse los aromas con el paso de otoños y primaveras, pero la luminosidad de aquel día y sus sonrisas permanecerán guardados para siempre en las fotografías.
Transcurridos los años, crecidos los hijos o ya con los nietos, acudiremos en más de una ocasión al cajón de las fotografías como quien hurga aliviar el alma en un cajón de medicinas. Será entonces cuando esos retazos de tiempo detenido que son las fotografías, adquieran de nuevo todo su sentido y vida, porque algún fotógrafo, ese día, supo capturar el momento, y tuvo la perspicacia suficiente de sublimar el instante.
Post Escrito por Parejo Photos