El otro día, me enteré gracias a una amiga de que los “amigos de lo ajeno” habían visitado mi perfil de Instagram y que habían decidido que algunas de mis fotografías daban la talla para pasar a formar parte de su perfil en esta red social.

Estos amigos de lo ajeno, resulta que se dedican a ser “organizadoras de bodas y eventos” según publican en su web y redes sociales y cuando lo vi, además de no dar crédito a la cara dura que le echa la gente a las cosas, me planteé muy seriamente aquello de endemoniarme y gritarlo a los cuatro vientos en las redes sociales, pero después dije… ¿Qué voy a conseguir con esto? NADA. Que quiten las fotos, que mi ego ofuscado sea compartido por algunos de mis compañeros y poco más.

Así que decidí informarme un poco con mi amigo y abogado Óscar Muñoz y me envió la Ley de Propiedad Intelectual donde para no aburriros, os voy a resumir en que adueñarse, o publicar una fotografía con intención de lucro ES UN DELITO TIPIFICADO que puede acarrear desde:

Si amigos… por si todavía no lo tenéis claro, todos aquellos que pensáis que las fuentes de las que provienen las fotografías son Google, Pinterest, o Instagram entre otros, es bastante probable que os encontréis una sorpresa un día. Las fotos tienen dueños. Los dueños de las fotografías son básicamente:

 

Si compartís contenido de otras webs, os recomiendo encarecidamente que os informéis bien de quién ostenta estos derechos porque por lo que a mi respecta, desde WorthPhotographers ponemos en marcha desde hoy la propuesta #TeMandoMiFactura

¿Por qué? Pues porque como la gente no aprende… pues a ver si haciendo que les duela el bolsillo lo hacen.

Como os iba contando al principio de estas lineas, un factor muy importante es la intención de lucro y otro muy importante es la duración del delito. En mi caso, dejé que pasaran 7 días haciendo capturas de pantalla con Egarante (un portal donde certifican tus capturas de pantalla por si hay juicio).

Después de estos 7 días, realicé una factura por importe de 190€. Me costó un poco encontrar la información del titular ya que en su web no aparecían los datos del mismo (cosa que también está mal y tiene su multa… pero ahí no voy a entrar) pero al final, todos estamos muy fichados y Google sí que es un amigo para eso.

Escribí un e-mail a la empresa sin armar ningún aspaviento, todo muy correcto, informando de que tras haber comprobado que tenían un par de fotos nuestras en su perfil de Instagram sin consentimiento, les pasábamos la factura del importe de las mismas que ascendía a 190€ Iva incluido.

A los dos minutos, las fotografías estaban borradas de todos los perfiles de redes sociales, como si ahí no hubiera pasado nada. Y a los 30 minutos tenía un e-mail de la titular de la empresa diciéndome que no entendía por qué le enviaba una factura. Que ella ya había quitado las fotos… y yo pensé, claro que sí guapi!! El daño, ya está hecho!! ya has usado mi trabajo para lucrarte con él (y a saber el de quién más)

Le dije que una vez pasada la fecha de abono, procederíamos a enviar la correspondiente demanda y… queridos amigos, ayer por la mañana tenía la cantidad requerida en mi cuenta del banco.

Esto, para mi, es sólo el principio de algo que puede llegar muy lejos si vosotros queréis. #TeMandoMiFactura es un grito de estamos hartos de que se pisotee el trabajo de muchos profesionales. Os animamos a hacer una valoración justa de aquello en lo que os hayan podido perjudicar y enviar la correspondiente factura.

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